Ahora lo que me apetece es conducir por carreterillas secundarias, visitar pueblecitos con encanto, volver a recorrer bosque, subir montes y oler la brisa del mar.
Y hablando de otros asuntos...
Mientras se visitan las ciudades alemanas, pasando por otros sitios como la casa de Anna Frank en Amsterdam o por el memorial dedicado a los soldados que cayeron en combate durante la primera guerra mundial que visité ayer cerca de París, es imposible no pararse unos minutos a pensar. Lo absurdo de las guerras es que al final todo el mundo pierde, si excluimos a los de arriba, claro.
El colmo de la miseria humana se da cuando se provocan conflictos que separan familias, que hacen que traiciones a los vecinos a los que siempre has querido, que hacen que las ideas más descabelladas se conviertan (sólo por un tiempo, afortunadamente) en ideal ciudadano, en la identidad de una nación.
Pero las grandes mansiones construidas con vigas de madera podrida se acaban desmoronando.
Algunas cayeron, otras siguen en pie. Habrá que tirar de la estaca para que caiga, como nos cantaba Lluis Llach:
En fin, sólo quería compartirlo con vosotros.
¡Abrazos!
2 comentarios:
Por dios y la madre Santisima!!!!que fuerte!( ya sabes que soy fan de tu madre). Me parece muy bien que compartas esto con nosotros,los viajes tambien nos hacen grandes, recordarle de vez en cuando al hombre sus gradezas y sus miserias hace que pensemos en lo absurdo de tantas cosas!!!, es un ejercicio de catarsis estupendo, nos reconcilia con nosotros mismos y nos hace crecer.Un besito
Esa Mamen!!! Que ya llega!!! jejeje... Que pedazo de viaje que se está metiendo. La verdad es que tengo envidia, eso si, envidia sana, de todas las vivencias que has tenido, y todas las cosas que has visto. Nos hizo mucha ilusión poder estar contigo en Brujas!!.. Que cervecita mas rica nos tomamos, y esa cena en un Indio... Que experiencia... Espero que culmines tu viaje con éxito, y que hallas cumplido tus objetivos. Nos vemos muy pronto!!!.
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