En vez de coger la autopista, cogí una carretera secundaria para entrar en la región de Graubunden por el paso de San Bernardino.
De nuevo se puede apreciar cómo cambian las construcciones típicas.
Las de aquí están enlucidas y decoradas con formas geométricas, bendiciones e historia de la casa y la familia en una de las lenguas locales y figuras de animales, sobre todo la cabra, símbolo de la región.
Después de pasar por varios pueblos deprisa y corriendo, me di cuenta de que por primera vez en este viaje me estaba agobiando porque no me iba a dar tiempo a hacer una caminata que tenía planeada. Nada, eso no pue sel, así no se disfruta de las cosas como es debido. Paré el coche en un valle precioso, cogí la cacharrería y me tomé mi tiempo para hacer la comida sentada en el prado.
Me sentí mejor. Pasé el resto del día visitando otros pueblos. En otro de los pasos de montaña, paré el coche y caminé un poco por la zona. Todavía había restos de nieve y aproveché para hacer el quinto muñeco del 2010.
Curioso, todos ellos han acompañado momentos felices, habrá que seguir haciéndolos.
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