Au revoir France

No, no he estado en el Sahara. Es Pyla, la duna de arena más grande de Europa. Cuesta bastante subir a la cima y atravesarla de un extremo a otro, pero compensa por las vistas que tienes del mar y de los pinares que plantaron en los 50 para frenar la desertización.

Allí cada uno se entretiene como puede: tomando el sol, haciendo Kite surf, haciendo piruetas con motos acuáticas, navegando en barcos de vela, volando en parapente, dejándose llevar por powerkites o jugando con cometas más pequeñas. Yo me dediqué a hacer castillitos de arena utilizando el bote de las pringles como molde. La ducha de aquel día fue de media hora, no exagero.

Otra noche en un área de descanso bastante agradable. Al amanecer, así se veían los pinos que rodeaban el aparcamiento.

Crucé la frontera francesa atravesando paisajes y pueblecitos tan chulos como St Jean Pied de Port.

Ya en España, me crucé por casualidad con este rinconcito y supe que era allí donde iba a pasar la última noche.

Fue una tarde mágica. Me dediqué a repasar los momentos que me han marcado a lo largo de este mes.
Por la noche coloqué el aislante y el saco en un prado que había junto al río y me dediqué a pedir deseos a las estrellas fugaces.

Una noche preciosa para terminar esta aventura.

Un abrazo a todos y gracias de nuevo por acompañarme en el viaje.

Mamen.