Gorges d´Arnielles - Annecy

Ayer me levanté temprano, no quería llegar tarde a mi cita en el Ponte Ponsonnas. Cuando llegué no hacía más que mirar hacia abajo.

Esos 103 metros daban un poco de cague. Llegó mi turno, subí los escalones y ¡SALTÉ! Impactantante. Ni siquiera me salió la voz en la caída. Al principio, durante unas décimas de segundo, parece que flotaba en el aire y de repente, me desplomé. Cuando conseguí fijar la vista hacia el río y acostumbrarme a hacer zoom a lo bestia, la cuerda tiró de mí hacia arriba sujetó, empecé a dar vueltas y a balancearme y volví a la realidad. Qué temblor de piernas, por dios! Como la típica “moto” de los escaladores. Aunque pensándolo bien, el chico que me grabó  estaba más nervioso que yo, como pa robar panderetas…

VÍDEO DEL SALTO EN EL PUENTE PONSONNAS



Por la tarde llegué a Annecy. 

Otro lugar totalmente recomendado, pero al igual que Carcassonne, hay que venir en una fecha menos turística.

La parte vieja es preciosa, los canales le dan un encanto especial y si tienes calor, tienen varias zonas preparadas para bañarte en el lago y tomar el sol en el césped.

Me senté un ratiro a ver a unos africanos tocando y bailando y me recordaron el viaje a Mali. No sé si eran de allí, pero algunos usaban trajes de bogolán y las telas estampadas como las de allí. 

Busqué sitio para cenar y dormir y encontré el sitio perfecto: un Chateau en Zinit, un pueblecito muy cerca de Annecy.

Había un parquecito con merendero y un pequeño pero bonito embarcadero a la orilla del lago.

Cuando anochecía vi pasar el barco-restaurante “Libélula” que había visto atracado en un canal de Annecy. 

Después de eso, a mimir. Despedida y cierre.