sábado, 21 de agosto de 2010

Praga- Bremen

Llevamos un tiempecillo desconectados del blog, así que os ponemos al día de los sitios que hemos visitado.
El día 15 lo pasamos pateando Praga.

 


Ni fu ni fa. No es una ciudad fea, simplemente no es lo que esperábamos.


Por la tarde salimos de la ciudad y buscamos un sitio donde dormir. De repente vimos unas luces flotando en el cielo. Nos acercamos para ver qué eran y nos encontramos con este panorama:

 

Una señora nos explicó que se trataba de una celebración de verano y que ésta era la séptima edición. Al encender los farolillos de papel simbolizan los deseos que cada uno tiene y los dejan volar con la esperanza de que se cumplan.


Fue un momento mágico, probablemente lo mejor del día.


Pero todavía nos esperaba otra sorpresa. Pasamos la noche en un bosque bajo una tormenta de verano con unos relámpagos que nos cegaban. Impresionante dormir bajo aquel espectáculo.

El día siguiente, después de desayunar, quisimos ponernos en marcha para llegar a Desden y el coche nos dijo que tururú. Parece que nos quedamos un cargador enchufado al mechero del coche y acabamos con la batería. Al final salimos del atolladero gracias a unos hombres que arrancaron el clio con ayuda de unas pinzas. De nuevo nos fue muy útil el lenguaje universal de los gestos. En Dresden encontramos una ciudad muy afectada por los bombardeos de la guerra, en la que han reconstruido piedra a piedra los monumentos más importantes.


Por la tarde nos esperaba Tom en Berlín. Dimos una vuelta con él por un par de barrios cercanos y volvimos a su casa a descansar.
El 17 visitamos parte de Berlín.


Por la mañana vimos el centro y por la tarde callejeamos por el barrio de Tom.


Dani encontró el hotel Radisson, donde está el AquaDom.


Lo más interesante es que puedes subir por un ascensor que atraviesa un acuario tubular de unos 20 metros de altura y más de un millón de litros de agua.


Unas cervecitas – cocacola para Dani- y unos abundantes platos en un turco para reponer fuerzas.
No amanecimos tan temprano como queríamos, el cuerpo nos pedía un ratito más de cama. Cuando vencimos la pereza, ducha, desayuno y rumbo a Wismar. Nos encantó, sobre todo su animado puerto.


Hay varios barcos anclados donde ahúman diferentes clases de pescados y hacen a su vez de pintorescas pescaderías, donde puedes comprar piezas grandes para llevar a casa o bocadillos de sabores y texturas interesantes para comer allí mismo. Después de disfrutar de nuestro primer bocata, mientras debatíamos si comprar otro más, nos cayó el cielo encima. ¡Qué manera de llover! Nos refugiamos como pudimos hasta que paró un poco y nos metimos en una taberna donde fabricaban su propia cerveza, bastante rica además. En señal de agradecimiento Dani les dejó su chubasquero colgado del taburete…
Más tarde callejeamos por Lubeck. El centro de la ciudad es una isla con jardines y parques a orillas el río.


Nos gustaron muchas de sus casas, las torres altísimas de las iglesias y el encanto que le aportaba el río.

En Hamburgo nos encontramos con una ciudad grande pero sorprendentemente acogedora. Por casualidad aparcamos cerca el jardín botánico.


De camino al centro entramos a verlo. Nos encantó. En varios invernaderos habían reproducido diferentes climas, desde el desértico hasta el tropical, con plantas características de cada uno. Una pasada. Dimos una vuelta por la cuidad, tiendeamos, y fuimos a parar a la Iglesia de la Cienciología (Tachán!), que curiosamente (o no tan curiosamente) estaba enfrente de la catedral cristiana. Salimos de allí con un DVD gratuito para iluminarnos. Tras la obligada visita al resto de monumentos, en la oficina de información nos comentaron que en el mismo parque donde habíamos dejado el coche había un espectáculo de luz y música en una de las fuentes.


Sencillamente precioso. Al salir de allí nos encontramos con una performance de fuego que fue la guinda final a un largo día.



Tras otra noche durmiendo en medio de un bosque, salimos dirección Bremen. El centro es muy bonito, aunque bastante pequeño. Dimos con un mercadillo medieval donde nos hinchamos a comprar quesos típicos (de chili, pesto, aceitunas, etc.). Y, claro, tampoco podía faltar la foto con los 4 animales músicos de Bremen.


Por la noche dormimos en un hotelito que estaba genial… ¡y tenía hasta ducha!

Dani y Mamen

2 comentarios:

Unknown dijo...

Que guay!!!! el espectaculo de las luces tenia que ser increible, que envidia ( sana eh, de verdad) me dais!! Besitos gordos pa los dos!!!

Mamen dijo...

Javi, te tengo que llevar de vieje un día de estos. Besos mi niño